lunes, 19 de mayo de 2008

Vida y Muerte de un Alma Agazapada

Nada me colma ni puede colmar:
Mi deseo lo desconozco.
Anhelante,
Miro hacia el mañana
Y no encuentro
Eso que me elude.
Sombra de mí,
Espejos vacíos,
Rostros inmóviles
Y un canto a lo que fui
Que ya no puedo ser.
Días malgastados
En espera vana.
Noches insomnes
Llenas de sueños.
Y un despertar furioso
A mi yo cotidiano.
Es esto vivir?

Me copio a mí misma,
Me plagio
Y me subvierto.
No encuentro el valor
En esto que escribo
Ni el valor para escribir.
Esto es morir.

Encerrada en mi intelecto
Grito frases racionales
Que nada tienen que ver conmigo,
Salvo la nada.

Aprender a decir,
Aprender a escucharse
Decir.
Aprender a vivir
Y a morir.

No dejar de rezar
A eso que existe en uno
Y que no tiene nombre
Ni edad
Ni empleo.
Que vive a pesar de uno
Y porque uno es uno.

Abrirse al silencio,
El silencio íntimo
Del poema
Todavía sin escribir.
Dejar que la voz venga
Cuando tenga que venir.
Saber esperarse
Es saber decir.

Me atraganté con la sorpresa
De mi nueva visión:
Lúcida escupí
Un poema tras otro.
No era eso lo que quería.
Buscaba evadirme
Cuando me encontré.

Rechazados quedaron
Los poemas.
No quería verlos,
Ni a ellos ni a mí.
Decidí esconderme
En ojos ajenos
Y desde allí
Juzgarme sublime.

2 comentarios:

DiegoS dijo...

Guauuuu !!!!!!!

mili dijo...

efectivamente guauuu
la literatura dice el tio B. es decir diciendo la inexistencia de lo dicho y del que lo dice, es decir la ausencia, tan distinto al habla cotidiana que cree decir la presencia, pero esta no existe porque el lenguaje solo puede hablar de si mismo. Salir del mundo para habitar el desierto del lenguaje.