martes, 15 de septiembre de 2009

Se pinchó la goma, traigan el repuesto

Hay gentes que no soportan el desinfle ajeno. Tenés que estar bien, funcionar, ponerte las pilas como el conejito. Si no, te miran como si fueras de otro planeta, un planeta incomprensible, inhóspito, donde nada se produce, todo está detenido.
Después están estos giles que insisten con volver a la luna, donde que yo sepa no pasa naranja, salvo la banderita norteamericana que si parece que se mueve no es por el viento sino porque le pusieron un palito para hacer como si. Ni la banderita se puede desinflar.
Hay algo del vacío, de lo inmóvil, que nos saca de quicio.
Hoy a los chicos les enchufan un cable y andan como locos, tienen la agenda más llena que Obama. En la televisión todo se mueve frenéticamente, los dibujitos, los payasos estos que animan los programas. El otro día mi sobrina de casi cinco años me dijo "no hay que rendirse". Ehh? Quién te dijo eso, le pregunté. En la tele, me contestó.
Tenés que reaccionar, me dijo ayer mi viejo. Qué soy? Un recién nacido al que le dan palmaditas en el culito para que reaccione y muestre que está vivo? Y sí, dan ganas de llorar.
No se hable más del tema, este conejito se quedó sin repuesto.