viernes, 29 de mayo de 2009

Muerte

La abuela. La que safaba en navidad gracias a su alzheimer y su sordera.
Qué se hace en un velatorio?
Primero lloramos un poco (o mucho, depende del muerto) y nos emociona la emoción de los otros, y así lloramos un poco más.
La familia reunita. Nos reencontramos con primos, tíos, caras conocidas sin nombre, nombres sin cara conocida, y una cantidad de información acerca de quién es hijo de quién y cuántos hijos tienen estos hijos. Y, nobleza obliga, se les deben comentarios acerca de cuán grandes están los chicos, qué bonitos todos, cuán viejos, o gordos están ellos, y qué felicidad verlos a todos (incluídos los sin nombre y los sin cara). La única diferencia con algunas navidades multitudinarias es que, primero, la abuela safó más que nunca, y segundo, la falta (muy sentida) de canapés y copas de champán.
Nadie (salvo los hijos y algún morboso) se anima a mirar dentro del ataúd. Los niños corretean, abrumados por algo que no terminan de comprender. Para ellos es un juego. Alguien se murió y lo guardaron en un cajón. Y ahora qué pasa? Se queda a vivir ahí? Toma la escalera que va al cielo (porque cómo llegar tan alto sino?), se lo lleva el cuco porque también como ellos se portó mal pero no pidió perdón? Demasiadas preguntas sin respuesta, o demasiadas respuestas a una sóla pregunta: qué significa un muerto? Y lo que los niños quizá ignoren es que las mismas preguntas, las mismas respuestas, pasan en ese mismo instante por la mente turbada de los grandes. Pero no hay tiempo para pensar porque qué grande que está! cuántos tenés ya? y quién es el narigón canoso que me resulta tan familiar?
Siempre está, por supuesto, el que se confunde de sala, y llora un poco al pedo hasta que se da cuenta de su error y con fingido pesar se retira.
Y mientras los vivos nos lanzamos a esta pantomima necesaria, el muerto descansa en paz. Después de enterrarlo nos vamos todos, con la propia mortalidad a cuestas y el estómago vacío.

6 comentarios:

* dijo...

puffffffff

la sinceridad te queda tan linda nena.

"y nos emociona la emoción de los otros, y así lloramos un poco más"...soy esa. se me activan los lagrimales con el llanto ajeno.

me revolviste recuerdos como manos que revuelven fotos en un cajón.

mi abuela materna es de las que habla y se ríe en los velorios porque se pone nerviosa. parece salida de un programa de gasalla.

Anónimo dijo...

mi querida! cómo estás!
volví viste? no sé por cuánto tiempo...
bravo por tu abuela!!
te mando un beso enorme!

AleLo dijo...

Como siempre es un placer vovlver a leerte... porque nos abandonas asi...??? Hasta parece pregunta de velorio...

Anónimo dijo...

jaja, hola alelo, tanto tiempo!

Opadromo dijo...

era hora de ke vuelva, escritora abandónica.
saludos, A.K.

Anónimo dijo...

buenas Kozarts, y usted para cuando? se extraña el diario.
Creo que volví para no quedarme. Cero inspiración este año, y salvo que se muera otro no sabría qué decir sobre la vida. Saludos