lunes, 2 de junio de 2008
La abuela y el general
De espaldas a la puerta de entrada, sentada en su silla de ruedas; por su chalina gris la reconocí. Llevaba puesto un gorro de lana, sostenía en brazos un perro de peluche envuelto en un pañuelo. La abracé, envolviéndola con la ternura que su figura me transmitía. La besé, me besó. Empezó hablando del perrito y del peligro que éste corría en caso de que volviera el general. No iba a permitir que se lo llevara. Ella se ocupaba de él, era suyo; el general no tenía derecho a quitárselo. Le pregunté acerca del perrito, dónde lo había encontrado, si era feliz. Ella hablaba, me contestaba, le hablaba al perrito, y al general. Sostuvimos esta semi conversación durante algunos minutos pues no era insostenible, como muchos pensarían, sino todo lo contrario. Le aseguré que el general no tenía derecho alguno al perrito, que era suyo, que la quería sólo a ella. Pero mis palabras no la atravezaban, tan sólo esa imagen, la del perrito a quien protegía; tan sólo esa protección, que sólo ella podía brindar. Los dejé solos, a mi abuela, la dama del perrito, y su nuevo amigo. Los dejé preguntándome qué pasaría con ellos, si el general vendría a reclamar su presa, si mi abuela cedería. Me dije que no. Apreté los dientes al cerrar la puerta y me aseguré que no, que nadie iba a separarlos. Acompañada por esa ficticia certidumbre abandoné aquel lugar inhóspito donde mi abuela se albergaba por voluntad ajena y me dije, me aseguré, que estaba acompañada, que el general nada podría contra ella. Pero quién es, me pregunté desorbitada, este general que rapta perros en medio de la noche? Y así envuelta en fantasía ajena caminé largo rato temiendo su llegada.
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7 comentarios:
Pobres abuelitas y sus perritos y sus miedos y sus soledades y sus fantasías.
esta buenisimo el relato, pero el Gral. siempre llega.
si, pobres las abuelitas...es realmente terrible
si Diegos, el gral. siempre llega, sobre todo a esa edad.
NO, NO, el Gral. Peron es el que siempre llega.
Saludos.
¡Viva Perón! ¡Viva mi abuela (que se murió hace unos años y era una genia)!
Mi abuela tuvo un afire con el General, nunca estuvo más contento el nono.
Después se entero que en realidad quería entrarle con el diente a una de sus hijas...
Y sí Pancho, los abuelos se nos ponen cachondos. La mía andaba preocupada porque creía estar embarazada, por suerte después le vino "el asunto", según sus propias palabras. Encima creo que le hechó el ojo a mi hermano! es un peligro!
Viva su abuela Conjuro! y el General mi General!
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