lunes, 21 de abril de 2008

La Promesa

La mujer cruzó la calle y en ese mismo instante se dio cuenta de que no llevaba puestos los anteojos. Se dio vuelta y miró hacia la vereda de enfrente. Sí, ahí estaban, resplandecían al sol. Caminó rápido hacia ellos sin mirar si venían autos, su mirada fija en el brillo que emanaban los lentes. Cuando estuvo a punto de alcanzarlos todo se puso negro a su alrededor – viene tormenta, pensó, y escuchó un ruido a puerta cerrada bruscamente por el viento.

La tormenta no vino, y en su lugar un sol cálido que lo cubría todo, y una brisa fresca que la arrullaba. Pero además alguien cantaba, una melodía extraña y a la vez familiar y que venía de muy lejos. Se llevó las manos a la cara y tocó un líquido tibio y espeso que también había humedecido su pelo. No sentía el resto del cuerpo. Intentó desplazarse con ayuda de las manos pero se sentía muy cansada, y el sol era tan tibio y ese líquido que le acariciaba la cara. De a poco se fue sumiendo en un sueño que prometía ser sumamente placentero, que se acercaba y se alejaba, como jugando con ella, iba y venía, igual que la melodía – ahora la recordaba, era la melodía de una vieja canción de cuna que le cantaba a su hija para que se durmiera. Ahora la melodía la arrullaba a ella, le acariciaba la cabeza, le prometía reposo. Cumpliría?

1 comentario:

DiegoS dijo...

Muy bueno. El ser conscientes de la vida es serlo de la muerte, quizas por eso se le teme. la muerte seguramente está buenisima,creo que la promesa se cumple, pero es muy corta. hay que aprovecharla. Pero, ¿ dónde va a parar todo lo que nosotros sentimos, todo lo que vimos, todo lo que aprendimos, todo lo que somos ?; Roy el replicante con fecha de vencimiento de Blade Runner ya nos respondió;"Se pierde como una lágrima en la lluvia".