miércoles, 16 de enero de 2008

A-man-e-siendo

Me desperté la otra mañana sintiendo -no, más que eso, con la absoluta convicción - que mi vida es una porquería.

Acostumbrada a despertar con sabores amargos de tipo pistachio de reproche o remordimiento granizado, este nuevo sabor - suma de todos los sabores - fue como una bofetada helada, por supuesto.

Qué hacer? Me levanté, con poco coraje y sin mucha opción, a soportar el dia. No es fácil con la calor que invade la ciudad y me da una excusa más pa' quedarme en casita, revolcándome en mi caldo helado.

Llegada la tardecita me decidí a tomar el toro por las astas y me fui con el calorsito a tomar una clase de pilates. Transpiré menos de lo esperado y me aburrí más de lo deseado. Pero "hice" algo. Qué hice? Me cagué de calor y me sentí orgullosa de mi iniciativa. Valió la pena? Por qué no?

Porque no. No pasa por ahí faluchia.

2 comentarios:

Opadromo dijo...

Bueno, ya sé cuando te encuentre una mañana:"mirá, nena, tenes un aliento fuerte a amargos de pistachio. Ah, y hacemé unos mates con potacio porque es difícil arrancar así el día"

Anónimo dijo...

te haceré los mates como te gustan mientras no tenga que ver tu caruchia de pistachio.
no, no es nada fácil, por eso los mates los tomo dulces, pero no muy - algo es algo...
no salgo a la mañana, de qué me hablás? de eso se trata.
un aplauso para el primer comentarista de mi blog de baratijas.